lunes, 12 de octubre de 2009

SINAPSIS

(Hoy aquí, otra vez, haciendo mal uso de la escritura, disponiendo de ella como escapatoria a mi estado de ánimo. Esto no está bien. De ahí sólo sale la mala escritura. Mejor nos callamos).

Extiéndeme la mano y no la uses para tapar tu rostro impoluto. ¿Siempre te pica el mismo bicho? Déjate las gafas, digo los anteojos, me refiero a los espejuelos. ¡Espejuelos! ¡Qué divertido! Gafas ya no me hace gracia. Dame la mano, por favor, no te retires. Quédate aquí que para algo te he llamado. ¿Me escuchas? No te oigo. ¿Qué dices? Discúlpame, pero no entiendo tu lengua bífida ni comparto el mismo parecer de los ofidios. No es que discrimine. Todos tenemos un alma, la sustancia igualadora. ¿Te das cuenta? Igualadora, sí. ¿Pero es sustancia? ¡Qué pregunta imbécil! ¡Ven aquí te digo! Quédate a recibir los latigazos que te mereces. Descubre tu cuerpo ante mí. Laceración. ¿Es que no me importa nada? ¿Es que no hay lágrima que me conmueva? No. Ya no oigo los gritos, ya no me mojan las lágrimas. ¡Despierta de una buena vez! ¡Abre los ojos! La tomo entre mis brazos, la sacudo. No sabía que los muertos pesaban tanto. Recibo otra bofetada. Bofetada, qué palabra mediocre. Soplamocos, sopapo, tortazo, revés, papirotazo. Habiendo tantas posibilidades tenía que elegir esa palabra. Palabra. Palabra. Palabra. Unión de palabras, reunión de palabras, acariciar con ellas la mediocridad. ¡Qué placer! Acariciar con ellas la mediocridad. Practicar palabras. ¡Cuándo aprenderé que las palabras no se buscan en el diccionario! Ese elefante rosado que vuela encima mío. ¿Qué es peor? ¿Qué se me caiga encima o que me cague encima? Que me cague, cague, cague. Defecar, deponer, evacuar, excretar, descargarse. Más que descargarse es alivianarse, aliviarse, desprenderse, es regalar algo al mundo, un proceso. Actuar de acuerdo a lo que se piensa. Imposible. La perfección. Imposible. Acercarse a ella. ¡Eso! Acercarse a ella. Acabar la idea de la perfección. Nunca se acaba pero el trabajo es bonito. Ni mil años alcanzan. Ni dos mil, ni tres mil. ¿Cuatrocientos treinta y dos mil quinientos ocho? Quizá. Quizás. Tal vez. Por ahí. Acaso. Probablemente. Descubrir el espiral, la base del pensamiento científico, la base de la estructura dialéctica de pensamiento. La contradicción escondida. La forma replegada. El sumo pontífice y los condones. Un cacho de plástico. ¡Un cacho de plástico! Bombas, bombas y más bombas. ¡Por Dios! Si es tan amable ¿no me bajaría una listita de valores? Me refiero a una escala. Derechos humanos, bla, bla. Derechos del mosquito, derechos de la vaca, derechos del puerco. Chancho, cerdo, gorrino, marrano, guarro, cocho, cochino, cuino, verraco. Palabras. Sinapsis. ¡Eso! Sinapsis. Izquierda, derecha, izquierda, centro. Una mano sigue a la otra. Un pie sigue al otro. Coordinación, descoordinación. Damos de beber agua al camello. Él y sólo él. Él lo sabe. A él le fue revelado el principio de la primitividad. Él. Los ojos disparados. Los ojos que ya no ven para afuera, que ya no perciben el exterior. Sólo miran dentro. Ojo con el estar-en-como-tal. Hay afuera. El miedo es el afuera, los otros son el afuera. Otra vez te levantas, otra vez suenas, otra vez me corres con la falta de energía. ¿Es que no te he dado suficiente de beber? Odio tener que ocuparme de los demás. Odio tener que torturar. Odio administrar el mal, el bien, los juegos simétricos de los dedos, la música átona, el viento. ¡No me mientas por Dios! La mentira no sirve. Digamos lo que hay, no digamos lo que no hay. ¡Cuántas cosas funcionarían mejor! Que tiempo insoportable. El condicional es detestable. El condicional no debería existir. El subjuntivo tampoco, el futuro menos que menos. Presente y pasado. Basta.

J.M.