Sólo sé que sigo de pie y luchando pero hace tiempo que no sé distinguir el por qué,
si lo hay,
el por quién,
si es que acaso alguien me espera.
Es un segundo más, lo juro,
sólo uno,
pero eterno como un día de playa sin mar.
Y el calor se me pega a la piel que ahora descubro tiene un reverso también palpable…querible.
La absurda lucha por encontrar certezas, tan inútil como necesaria, se pierde por las lágrimas…
se pierde por cojones.
TREA
jueves, 16 de septiembre de 2010
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