jueves, 16 de septiembre de 2010

TAMBIÉN EN PIE

Sólo sé que sigo de pie y luchando pero hace tiempo que no sé distinguir el por qué,
si lo hay,
el por quién,
si es que acaso alguien me espera.
Es un segundo más, lo juro,
sólo uno,
pero eterno como un día de playa sin mar.
Y el calor se me pega a la piel que ahora descubro tiene un reverso también palpable…querible.
La absurda lucha por encontrar certezas, tan inútil como necesaria, se pierde por las lágrimas…
se pierde por cojones.
TREA

lunes, 25 de enero de 2010

CANCIONES

Anoche me volví loca buscándote en una canción… a punto estuve de llamarte, seguro que tú habrías sabido el nombre o igual no. Pero sí…era aquella que escuchamos…te acuerdas?

Ese día que yo llevaba aquella sonrisa puesta y tú no te quitaste el miedo ni un segundo…y mira que hacía calor. Aquel día que quedamos entre tus sueños de un amor perfecto y mis descansos de una estabilidad sentimental sin fisuras…sí, hombre, sí… que fuimos a tu primer colegio y me enseñaste de lejos a tu primer amor y luego yo te llevé a ese bar en el que vimos cómo me daba mi primer beso ese chico que ni siquiera me gustaba….te acuerdas? Que te miré diciéndote…nada… y tú fuiste al baño y volviste con aquella armadura. No?

Seguro que te acuerdas porque cuando nos despedimos seguía sonando. Cuando te rocé una intención y te alejaste, precavido, y yo me tumbé al lado de tus malas interpretaciones y luego nos dimos dos besos y te fuiste….de verdad que no??Mientras te alejabas te la canté a gritos en mitad de la Gran Vía…no te giraste…igual no me escuchaste…igual no la escuchaste en ningún momento…menos mal que no te llamé.

TREA

lunes, 11 de enero de 2010

Se levantó de la cama como un resorte y corrió hacia el lavabo torpemente, en un intento de ocultar su desnudez tras la velocidad de sus pasos. Ella clavó descaradamente la mirada en su perfecto trasero, divertida ante la repentina vergüenza del que hace unos minutos había recorrido su cuerpo con descaro.

- - - No olvides quitarte el condón – susurró a su ausencia tras la puerta ya cerrada.

Se recostó en la cama, entre los amplios almohadones, con una sonrisa condescendiente, y repasó mentalmente el juego amoroso recién terminado. Aún estaba sorprendida por la suavidad con la que se había desenvuelto el joven desconocido que anios después contaría en confidencia que aquella noche había descubierto el sexo sin amor. Para ella ese concepto siempre fue una redundancia.

Recompuso todas las piezas de su vestuario, con la destreza del que hace el mismo puzzle por enésima vez, y salió corriendo de aquel cuarto de residencia de estudiantes antes de que el desconocido volviera y la importunara con su urgencia por volver al mundo real. En la calle le invadió esa fabulosa sensación del “día después”. A veces pensaba que sólo se enredaba en esas historias relámpago por revivir ese sentimiento. Los colores mate, las miradas acusadoras, el olor imperceptible de la rutina ahogado por la sequedad en la boca y el extranio aroma que produce la mezcla del perfume propio y el sudor ajeno.

Perdida en todos estos detalles comprobó mecánicamente que no tenía suelto para el tranvía. Paró en un quiosco, se compró un periódico y un café aguado para llevar – y me da el cambio en monedas, por favor - y demoró unos minutos el repaso a las cuestiones pendientes para ese día. Antes prefirió volver a repasar mentalmente el encuentro recién terminado, en una especie de rito de prolongación. Los divertidos flashes que vuelven en las 24 horas siguientes a un buen polvo y producen un calambre en el cuerpo, un escalofrío multiplicado, una especie de descarga eléctrica que baja del abdomen a los tobillos recreándose en cada milímetro recorrido. Esta vez, curiosamente, no podía seleccionarlos y recrearlos a su antojo. Cuando se concentraba siempre veía lo mismo.

La palma de una mano que busca el pomo de una puerta para asegurarse que queda bien cerrada, una espalda que avanza en un cuarto de paredes rojas, dos piernas desnudas que cuelgan cruzadas sobre el respaldo de un sofá de terciopelo…también rojo. Un cigarrillo y una risa desafiante. Un punio apretado y dos muñecas tensas. Un forcejeo, un cinturón…. Eeeeeehhhhhh! Perdón!? Esto no era lo que había pasado. Otra vez. La mano, la espalda, el pomo… las piernas, terciopelo, tensión, un grito…pero qué cojones!

La sacó de sus pensamientos el ruido del tranvía al parar frente a ella. Buscó su reflejo en el cristal como para cerciorarse de algo, aunque no supo de qué. Pelo revuelto, ojeras, ropa algo descompuesta, el punio cerrado sujetando el café, las muñecas tensas…y otra vez las paredes rojas y la risa y el cinturón….sintió que perdía el equilibrio. Un pitido agudo fue subiendo de volumen en sus oídos mientras todo se nublaba a su alrededor. Miró a los lados, como si una mirada bastara para pedir ayuda en nuestro mundo, y antes de desvanecerse vio a los dos policías que se acercaban con paso firme hacia ella.

La primera sensación que tuvo al abrir los ojos fue un frío intenso en todo el cuerpo. Intentó comprobar si estaba desnuda pero estaba bocabajo y no podía moverse. De pronto el calor de una mano en la espalda – abre los ojos – repetía una voz que parecía poner sonido a sus pensamientos. Pero no era su voz. La voz se alejó, llevándose el calor y la mano, y escuchó cómo se cerraba una puerta. Cuando tuvo la certeza de que la movilidad había vuelto a su cuerpo no se atrevió a hacer nada. Le pudo el miedo a estar en un cuarto rojo sobre un sofá de terciopelo.

- Deberías irte.


TREA

Anhela el cuerpo el contacto y el alma la novedad.

Cada escalón que subo hacia tu piso me tiemblan un poco más las piernas.

Es la incertidumbre, el miedo, la madrugada… las ganas de absorber la vida de tus manos y chuparte la energía, la violencia que esconden tus tristezas.

Ser persona otra vez, ser animal…ser… que no es cuestión de no ser.

TREA

NINGÚN POST

Este post no es para ti.

Este año he quedado conmigo misma en no dedicarte nada, ni este post ni tiempo ni atención… si tus retornos constantes van a seguir marcando mi cadencia depresiva con tendencias a la autocompasión y al suicidio intelectual prefiero volver a hacer como que no existes y encerrarme de nuevo en ese mundo en el que todo es perfecto porque no estás…en el que todo es perfecto menos que no estás.

Feliz año, recurrente desgracia en forma de ilusión…que lo pase usted bien con sus mentiras. Si me buscas –que bien sabes que no deberías – estaré en casa contando a mis paredes todas las verdades, excepto la de que no te echo de menos.

TREA