lunes, 31 de enero de 2011
Y resulta que no – y me lo dicen ahora – cuando bronceada me arrodillo en las orillas con una mueca de payaso
y mi reflejo en el mar en calma me devuelve a esa habitación de luz tenue en la que siempre falta el aire, donde las bocas se llena de amarguras con cada palabra, con cada beso.
Ahora que sé que con todo y con eso no basta me doy cuenta de que igual nunca nada será suficiente.
jueves, 16 de septiembre de 2010
TAMBIÉN EN PIE
si lo hay,
el por quién,
si es que acaso alguien me espera.
Es un segundo más, lo juro,
sólo uno,
pero eterno como un día de playa sin mar.
Y el calor se me pega a la piel que ahora descubro tiene un reverso también palpable…querible.
La absurda lucha por encontrar certezas, tan inútil como necesaria, se pierde por las lágrimas…
se pierde por cojones.
TREA
lunes, 25 de enero de 2010
CANCIONES
Anoche me volví loca buscándote en una canción… a punto estuve de llamarte, seguro que tú habrías sabido el nombre o igual no. Pero sí…era aquella que escuchamos…te acuerdas?
Ese día que yo llevaba aquella sonrisa puesta y tú no te quitaste el miedo ni un segundo…y mira que hacía calor. Aquel día que quedamos entre tus sueños de un amor perfecto y mis descansos de una estabilidad sentimental sin fisuras…sí, hombre, sí… que fuimos a tu primer colegio y me enseñaste de lejos a tu primer amor y luego yo te llevé a ese bar en el que vimos cómo me daba mi primer beso ese chico que ni siquiera me gustaba….te acuerdas? Que te miré diciéndote…nada… y tú fuiste al baño y volviste con aquella armadura. No?
Seguro que te acuerdas porque cuando nos despedimos seguía sonando. Cuando te rocé una intención y te alejaste, precavido, y yo me tumbé al lado de tus malas interpretaciones y luego nos dimos dos besos y te fuiste….de verdad que no??Mientras te alejabas te la canté a gritos en mitad de la Gran Vía…no te giraste…igual no me escuchaste…igual no la escuchaste en ningún momento…menos mal que no te llamé.
TREA
lunes, 11 de enero de 2010
Se levantó de la cama como un resorte y corrió hacia el lavabo torpemente, en un intento de ocultar su desnudez tras la velocidad de sus pasos. Ella clavó descaradamente la mirada en su perfecto trasero, divertida ante la repentina vergüenza del que hace unos minutos había recorrido su cuerpo con descaro.
- - - No olvides quitarte el condón – susurró a su ausencia tras la puerta ya cerrada.
Se recostó en la cama, entre los amplios almohadones, con una sonrisa condescendiente, y repasó mentalmente el juego amoroso recién terminado. Aún estaba sorprendida por la suavidad con la que se había desenvuelto el joven desconocido que anios después contaría en confidencia que aquella noche había descubierto el sexo sin amor. Para ella ese concepto siempre fue una redundancia.
Recompuso todas las piezas de su vestuario, con la destreza del que hace el mismo puzzle por enésima vez, y salió corriendo de aquel cuarto de residencia de estudiantes antes de que el desconocido volviera y la importunara con su urgencia por volver al mundo real. En la calle le invadió esa fabulosa sensación del “día después”. A veces pensaba que sólo se enredaba en esas historias relámpago por revivir ese sentimiento. Los colores mate, las miradas acusadoras, el olor imperceptible de la rutina ahogado por la sequedad en la boca y el extranio aroma que produce la mezcla del perfume propio y el sudor ajeno.
Perdida en todos estos detalles comprobó mecánicamente que no tenía suelto para el tranvía. Paró en un quiosco, se compró un periódico y un café aguado para llevar – y me da el cambio en monedas, por favor - y demoró unos minutos el repaso a las cuestiones pendientes para ese día. Antes prefirió volver a repasar mentalmente el encuentro recién terminado, en una especie de rito de prolongación. Los divertidos flashes que vuelven en las 24 horas siguientes a un buen polvo y producen un calambre en el cuerpo, un escalofrío multiplicado, una especie de descarga eléctrica que baja del abdomen a los tobillos recreándose en cada milímetro recorrido. Esta vez, curiosamente, no podía seleccionarlos y recrearlos a su antojo. Cuando se concentraba siempre veía lo mismo.
La palma de una mano que busca el pomo de una puerta para asegurarse que queda bien cerrada, una espalda que avanza en un cuarto de paredes rojas, dos piernas desnudas que cuelgan cruzadas sobre el respaldo de un sofá de terciopelo…también rojo. Un cigarrillo y una risa desafiante. Un punio apretado y dos muñecas tensas. Un forcejeo, un cinturón…. Eeeeeehhhhhh! Perdón!? Esto no era lo que había pasado. Otra vez. La mano, la espalda, el pomo… las piernas, terciopelo, tensión, un grito…pero qué cojones!
La sacó de sus pensamientos el ruido del tranvía al parar frente a ella. Buscó su reflejo en el cristal como para cerciorarse de algo, aunque no supo de qué. Pelo revuelto, ojeras, ropa algo descompuesta, el punio cerrado sujetando el café, las muñecas tensas…y otra vez las paredes rojas y la risa y el cinturón….sintió que perdía el equilibrio. Un pitido agudo fue subiendo de volumen en sus oídos mientras todo se nublaba a su alrededor. Miró a los lados, como si una mirada bastara para pedir ayuda en nuestro mundo, y antes de desvanecerse vio a los dos policías que se acercaban con paso firme hacia ella.
La primera sensación que tuvo al abrir los ojos fue un frío intenso en todo el cuerpo. Intentó comprobar si estaba desnuda pero estaba bocabajo y no podía moverse. De pronto el calor de una mano en la espalda – abre los ojos – repetía una voz que parecía poner sonido a sus pensamientos. Pero no era su voz. La voz se alejó, llevándose el calor y la mano, y escuchó cómo se cerraba una puerta. Cuando tuvo la certeza de que la movilidad había vuelto a su cuerpo no se atrevió a hacer nada. Le pudo el miedo a estar en un cuarto rojo sobre un sofá de terciopelo.
- Deberías irte.
TREA
Anhela el cuerpo el contacto y el alma la novedad.
Cada escalón que subo hacia tu piso me tiemblan un poco más las piernas.
Es la incertidumbre, el miedo, la madrugada… las ganas de absorber la vida de tus manos y chuparte la energía, la violencia que esconden tus tristezas.
Ser persona otra vez, ser animal…ser… que no es cuestión de no ser.
TREA
NINGÚN POST
Este post no es para ti.
Este año he quedado conmigo misma en no dedicarte nada, ni este post ni tiempo ni atención… si tus retornos constantes van a seguir marcando mi cadencia depresiva con tendencias a la autocompasión y al suicidio intelectual prefiero volver a hacer como que no existes y encerrarme de nuevo en ese mundo en el que todo es perfecto porque no estás…en el que todo es perfecto menos que no estás.
Feliz año, recurrente desgracia en forma de ilusión…que lo pase usted bien con sus mentiras. Si me buscas –que bien sabes que no deberías – estaré en casa contando a mis paredes todas las verdades, excepto la de que no te echo de menos.
TREA
miércoles, 25 de noviembre de 2009
COMO CASI TODO
miércoles, 4 de noviembre de 2009
Procastinación
Porqué tendré siempre esa voz en mi cabeza, esa voz en off que me narra cada pequeño acto. Esa voz que me recuerda todos los propósitos que me hago y que no cumplo. Dios mío, esos propósitos… cómo los odio!… “venga, que hoy puedes!. Seguro que eres capaz de no pagar por una vez en el U-bahn… pero acaso piensas de verdad que va a haber un revisor un sábado a las 3 de la madrugada para controlar a tanto borracho!!?. Venga!, hoy lo hago!, lo compro pero no lo pico”… y nada, al final acabo picando, y como es de esperar no pasa ningún revisor. “bueno, pero mañana lo haré. Mañana me cuelo, eso, eso. Mañana también me pongo a régimen y así cuando vaya al pueblo mi madre no me dirá nada sobre si estoy más gorda”… y llega mañana… “va!, pero si todavía queda mucho para que vaya, y ese muesli con chocolate encima de la nevera me está llamando. Venga, sólo hoy, un poquitín sólo. Total, luego me pongo a régimen una semana antes de ir y ya está!,”… y llega el día, y me voy a España y sigo igual, y mi madre que si a ver si adelgazo y pienso: “bueno, para navidades cuando vuelva voy a perder cinco kilos… mañana, mañana… ya mañana todo. Le compraré la cuerda al violín y me pondré a aprender… pero si yo lo que quería era un chelo!, el violín es tan pequeño!, mis manos tan grandes, pero un chelo, ay!.. mañana busco uno en Ebay. Mañana dejo de beber, de fumar de… vaya coñazo, mañana haré lo que me de la gana.
Dele
lunes, 12 de octubre de 2009
SINAPSIS
(Hoy aquí, otra vez, haciendo mal uso de la escritura, disponiendo de ella como escapatoria a mi estado de ánimo. Esto no está bien. De ahí sólo sale la mala escritura. Mejor nos callamos).
Extiéndeme la mano y no la uses para tapar tu rostro impoluto. ¿Siempre te pica el mismo bicho? Déjate las gafas, digo los anteojos, me refiero a los espejuelos. ¡Espejuelos! ¡Qué divertido! Gafas ya no me hace gracia. Dame la mano, por favor, no te retires. Quédate aquí que para algo te he llamado. ¿Me escuchas? No te oigo. ¿Qué dices? Discúlpame, pero no entiendo tu lengua bífida ni comparto el mismo parecer de los ofidios. No es que discrimine. Todos tenemos un alma, la sustancia igualadora. ¿Te das cuenta? Igualadora, sí. ¿Pero es sustancia? ¡Qué pregunta imbécil! ¡Ven aquí te digo! Quédate a recibir los latigazos que te mereces. Descubre tu cuerpo ante mí. Laceración. ¿Es que no me importa nada? ¿Es que no hay lágrima que me conmueva? No. Ya no oigo los gritos, ya no me mojan las lágrimas. ¡Despierta de una buena vez! ¡Abre los ojos! La tomo entre mis brazos, la sacudo. No sabía que los muertos pesaban tanto. Recibo otra bofetada. Bofetada, qué palabra mediocre. Soplamocos, sopapo, tortazo, revés, papirotazo. Habiendo tantas posibilidades tenía que elegir esa palabra. Palabra. Palabra. Palabra. Unión de palabras, reunión de palabras, acariciar con ellas la mediocridad. ¡Qué placer! Acariciar con ellas la mediocridad. Practicar palabras. ¡Cuándo aprenderé que las palabras no se buscan en el diccionario! Ese elefante rosado que vuela encima mío. ¿Qué es peor? ¿Qué se me caiga encima o que me cague encima? Que me cague, cague, cague. Defecar, deponer, evacuar, excretar, descargarse. Más que descargarse es alivianarse, aliviarse, desprenderse, es regalar algo al mundo, un proceso. Actuar de acuerdo a lo que se piensa. Imposible. La perfección. Imposible. Acercarse a ella. ¡Eso! Acercarse a ella. Acabar la idea de la perfección. Nunca se acaba pero el trabajo es bonito. Ni mil años alcanzan. Ni dos mil, ni tres mil. ¿Cuatrocientos treinta y dos mil quinientos ocho? Quizá. Quizás. Tal vez. Por ahí. Acaso. Probablemente. Descubrir el espiral, la base del pensamiento científico, la base de la estructura dialéctica de pensamiento. La contradicción escondida. La forma replegada. El sumo pontífice y los condones. Un cacho de plástico. ¡Un cacho de plástico! Bombas, bombas y más bombas. ¡Por Dios! Si es tan amable ¿no me bajaría una listita de valores? Me refiero a una escala. Derechos humanos, bla, bla. Derechos del mosquito, derechos de la vaca, derechos del puerco. Chancho, cerdo, gorrino, marrano, guarro, cocho, cochino, cuino, verraco. Palabras. Sinapsis. ¡Eso! Sinapsis. Izquierda, derecha, izquierda, centro. Una mano sigue a la otra. Un pie sigue al otro. Coordinación, descoordinación. Damos de beber agua al camello. Él y sólo él. Él lo sabe. A él le fue revelado el principio de la primitividad. Él. Los ojos disparados. Los ojos que ya no ven para afuera, que ya no perciben el exterior. Sólo miran dentro. Ojo con el estar-en-como-tal. Hay afuera. El miedo es el afuera, los otros son el afuera. Otra vez te levantas, otra vez suenas, otra vez me corres con la falta de energía. ¿Es que no te he dado suficiente de beber? Odio tener que ocuparme de los demás. Odio tener que torturar. Odio administrar el mal, el bien, los juegos simétricos de los dedos, la música átona, el viento. ¡No me mientas por Dios! La mentira no sirve. Digamos lo que hay, no digamos lo que no hay. ¡Cuántas cosas funcionarían mejor! Que tiempo insoportable. El condicional es detestable. El condicional no debería existir. El subjuntivo tampoco, el futuro menos que menos. Presente y pasado. Basta.
J.M.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
Algo parecido al olvido
No he guardado ningún recuerdo de ti.
Ni del tacto de tus intenciones
ni del sabor de tu risa
ni de tu intensidad al clavarse contra mi piel.
No me he quedado nada y lo he hecho a propósito, para no deberte nada, no tener nada que devolverte, para no poder pasear cada día por noches del pasado.
Y cuando me asalta este estúpido vacío, que tan bien conozco por egoísta y recurrente, miro hacia otro lado y no veo tus ojos…porque no los recuerdo.
Es entonces cuando siento unas ganas incontrolables de volver a conocerte.
TREA
martes, 4 de agosto de 2009
NO CARTA
No le escribió la carta. Se lo estuvo pensando un rato y al final no le escribió la carta. Para qué!? Llevaba una hora sentada con el lápiz en la mano y el folio en blanco. Con las ideas en la cabeza, diciéndolas en alto como si fueran a convertirse en palabras escritas, así, de golpe. Pero no las escribía. Cuando le había tenido delante para decírselas le faltó valor. Se pasó todo el rato pensando que en cuanto llegara a casa le escribiría una carta con todo lo que quería decirle. Él se iba a ir igual, pero al menos leería todo lo que había en su cabeza.
Pero no la escribió. Ni se dio cuenta. Cuando acabó de decir en alto todas esas palabras sin destino de convertirse en tinta dobló el folio en blanco, lo metió en un sobre en cuyo reverso escribió “Sólo una carta” y bajó a dejársela al camarero del bar de debajo de su casa, en el que se veían siempre. Aún, mientras bajaba las escaleras iba pensando que no le había dicho todo lo que él debería saber, pero pensó que si él quería saber algo más debería ir personalmente a preguntárselo.
No puso remite, para qué!? Él se iba ir igual escribiera o no en el sobre que esa carta en blanco la había no escrito ella. Cómo iba a dudar de quién era!?
Cuando tuvo la carta en sus manos le faltó el valor para abrirla. Se la guardó sin mirarla, sin dejar que el camarero le explicara cómo había llegado hasta él. Le había costado demasiado tomar la decisión de irse y sabía que una sola palabra de ella podría cambiarla. Tuvo el sobre en la mano durante horas, mirando fijamente las letras temblorosas que conformaban tres simples palabras “Sólo una carta”. No había remite, pero era su letra, tenía que serlo. Se le hacían pocas las letras del reverso de ese sobre tonto. Le apetecía abrir la carta, sin leerla, sólo para ver más letras que habían pasado de su cabeza al lápiz y del lápiz al papel. Pero no lo hizo. Para qué!? Tenía que irse de todas formas y era más fácil así, sin que ella hubiese dicho nada tras enterarse de la noticia. Con la única imagen de su estúpida sonrisa en unos labios sellados que no habían dicho ni una palabra. Ni una de las palabras que quizá ahora había escrito. Qué querría decirle ahora!? Ahora que las maletas estaban hechas y las decisiones tomadas.
No la leyó. Le acosaba ese sobre que debía contener lo que ella nunca le había dicho. Las palabras cuya ausencia había sido el punto decisivo para irse. Quizá sólo era un adiós, un “buen viaje”. Le pudo más el miedo a esta última idea que el miedo a que fuera una carta en la que le pedía que se quedara, así que la quemó.
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Se despertó enfadado. No debería haberla quemado. Qué decía!!Qué decía la carta!? No podía irse sin saber lo que ella quería decirle. Quedaban dos horas para marcharse. Aún tenía tiempo de ir a su casa y preguntarle.
Cuando llegó a su portal no pasó de esa primera puerta. No sabía donde llamar ni cómo explicar que había ido hasta allí sin leer la carta. Cómo iba a decirle que la había quemado! Igual no era necesario decirlo. Si le había pedido que no se fuese y le veía en la puerta creería que él no pensaba irse y le abrazaría. Pero no podía moverse. Le pudo más el miedo a que ella hubiese escrito sólo un adiós y al verle allí pensara que era un idiota. Que qué hacía allí!? Que para qué!? Si ella nunca le había pedido que fuese a llamar a su puerta. Si ella nunca le había pedido nada, ni siquiera aquella primera noche en que se vieron en el bar que separaba sus portales, ni el día en que fue el camarero de ese mismo bar el que después de verles sentarse uno junto al otro, sin hablar, cada día durante 3 anios tuvo que darle la noticia de que él se marchaba porque a él le había faltado valor para contárselo...como todo lo demás.
Ella seguía dándole vueltas a la idea de que debía haber metido algo más en la carta. Pero si hubiese merecido la pena decirlo él no se habría ido. Porque él ya se habría ido, no?
A él se le estaba haciendo tarde, parado como un imbécil frente a una puerta cerrada. Se le ocurrió que si la puerta estaba cerrada era porque debía estar así. Si ella le estuviera esperando debería haber dejado la puerta abierta.
Decidió ir a ver si él ya se había ido. Cuando abrió la puerta del portal y le vio supo que había merecido la pena esperarle, guardarse la información más importante para ese momento, guardarse la primera respuesta... y leyó la pregunta en sus ojos: Me llamo Luz.
viernes, 3 de julio de 2009
CADÁVER EXQUISITO
No es fácil querer, ni perder, pero a veces es mejor y a veces peor. Una chica fue la que sin decirme nada me dejó ver lo que escondía la Navidad, que vino y se fue como cualquier primavera, cualquier día anterior…todos menos hoy porque el hoy duele aún cuando lo pensemos mañana, aunque lo que pensemos mañana serán puros espejismos….
Dele, Nico, Oscar, Trea, Eleni y Jose
sábado, 20 de junio de 2009
CARACAS
- Todas las lomas que se ven con bombillo blanco son barrios. Los trajeron los cubanos. Son de esos que ahorran energía. Ahora ya no se nota tanto, porque se han ido gastando y la gente ha vuelto a usar los bombillos de siempre, los amarillos. Dile a alguien de un barrio que se gaste diez veces más en un bombillo que ahorra energía.
Sonrío. Evidentemente no se lo diría, sobre todo porque no iría allí. Sobre todo porque los barrios sólo parecen ser parte de Caracas desde el Ávila, por la noche, con sus bombillos blancos. Por el día son parte inerte del paisaje, con sus casitas de ladrillo mal hechas amontonadas en las lomas, desafiando a los rascacielos de la ciudad… como azulejos baratos en un baño de lujo, impregnándo la ciudad con su pobreza y sus supuestos…su supuesta violencia, su supuesta ignorancia, su supuesta vida.
Para comprobar que los barrios de Caracas también existen hay que fijarse en ellos, atentamente (aunque nadie lo diría se ven igual desde cualquier rincón). Sólo así te das cuenta que sobre el tendido eléctrico de palos débiles y torcidos siempre hay alguna cometa volando. Una de esas cometas caseras hechas con cuatro palos y una bolsa de plástico. Sólo entonces te das cuenta que esos bultos negros que sobresalen en los cables y que a lo lejos parecen una bandada de cuervos amenazante no son mas que cientos de cometas enredadas en los cables, quizá miles. No son cuervos, son cometas. Pero nadie mira.
martes, 19 de mayo de 2009
A Crecen..
te has ido sola que es lo que me puede
y se me encoge el alma de tristeza..
qué miedo morirse solo, pero no queda otra, y qué triste.
Toda la vida dando, amando para acabar sumida en el dolor,
qué injusto!, qué rabia!
Eras una niña grande con toda la desgracia de la madurez,
qué raras somos las personas y la vida!
Me gustaría creer que te has ido a un lugar mejor,
pero ya no puedo porque creo que ya no creo.
Contigo se fué la prueba de la magia de mi niñez..
Cuánto, cuánto, cuánto me duele no haberme despedido..!!
todo mi amor...
Bárbara
19 de mayo de 2009
jueves, 7 de mayo de 2009
Ser capaz de convencer a todos menos a mi misma es un talento que sólo yo me reconozco... porque sólo yo me lo conozco.
Y si sale el sol y la luz se transforma en lucidez al cruzar mis párpados puedo permitirme el lujo de decir alguna verdad sin esperar que nadie me pregunte por qué ahora?
lunes, 13 de abril de 2009
Berlín
sábado, 11 de abril de 2009
Samstag
Es ist Samstag und ich wachse und schrumpfe zeitgleich. Obwohl dieser Lebensmorgen wie ein weiterer im unendlichen Meer an Tagen erscheint so ist er doch besonders.
Besonders schmerzhaft und verzweifelt.
Besonders laut und drängend.
Ich bin die Welt umarmend erwacht, habe sie und mich dann in Tränen voll Traurigkeit ertränkt und trete nun seit geraumer Zeit wütend auf ihr herum.
Meine Freunde, die Tauben auf der Linde vorm Haus, betrachten etwas besorgt meinen Kampf. Die Traurigkeit hat sich an Land gerettet und versucht mir mit mehr Zärtlichkeit erneut zu begegnen. Weder Bitten noch Flehen lassen sie davon abbringen. Sie ist härtnäckig. Ich auch.
Die Sonne bleibt von all dem Spektakel unbeeindruckt und tut was zu tun ist.
Hoffentlich ruft niemand an und gibt gute Ratschläge.
Es ist Samstag und ich überlege ob es etwas zu überlegen gibt und wenn ja, ob es sich um überlegenswerte Überlegungen handelt. Um überlegene oder verschüchterte, leise oder laute. Und während ich mich meinen Überlegungen ergebe, übergebe ich mich unterlegen. Wörter fallen vom Himmel und zerlegen mich. Als ich vor einigen Jahren aus Mamas warmen Fruchtwasser in die längste Nacht des Jahres glitt, wurde es offensichtlich versäumt, mir eine Gebrauchsanleitung beizulegen, so dass es mir nun kaum gelingt mich wieder zusammenzufügen.
Es ist Samstag. Freier Tag. Frei von was und mit wem? Sind nicht alle Tage frei? Und wir? Jeder ist so frei wie er kann, meint Dota. Und wenn er mal nicht kann? Was ist er dann? Freier Tag. Samstag.
Unbändige Windstösse im Straßenbild vermischen sich mit zerbrochenen Gedanken. Es ist Nacht und befremdlich anders. Die Stadt schwankt und ich mit ihr. Wirrnis zieht durch meinen Kopf und selbst mein Atem riecht nach Verfall.
Ich habe mich in diesem Tag verirrt und fluche, weil ich den Farbkasten meiner Kindheit nicht aufbekomme. Ist meine Lieblingsfarbe vielleicht schon ausgetrocknet oder gar alle? MEIN FARBKASTEN. Ich hab ihn lang nicht mehr benutzt.
Es ist immer noch etwas übrig vom Samstag. Der Wind fegt durch das alte Holzfenster, sein Atem ist frisch und riecht nach Bestimmtheit.
Mein Mund ist offen wie der eines Fisches und aus demselben Grund.
Es ist Sonntag.
Malvina
jueves, 2 de abril de 2009
Si me vas a mirar
pero si no, no malgastes luz en un destello vacío. Déjaselo
a alguien que no tenga que demostrar nada, a alguien que
le nazca la mirada sólo con tenerme enfrente.
Si me vas a mirar, procura que sea limpia y líquidamente y
que fluya entre tú y yo serenidad y silencio.
Dele
Y yo te digo: anda!
Hacia dónde y por qué si ha de tener un fin…
Y yo te digo: no preguntes.
Cómo se sobrevive cuando se ve tan claro el rostro de la muerte…
Y yo te digo…calla!
Cómo callar cuándo al fin vienen a la cabeza todas las preguntas…
Y ellos me dicen, anda, calla, no preguntes….
TREA
El café círculo
Hay pocas mesas en el café. A partir de las 7 de la tarde es difícil encontrar un hueco entre las voces, los abrigos y las miradas curiosas de los grupos que ocupan mis sillas, pero antes... entre las 3 y las 6, es un paraíso de melancolías y novelas de biblioteca. Nunca más de 10 personas a la vez, nunca más de 4 en compañía, nunca una vela apagada. Seis solitarios por día buscan las palabras que quedan atrapadas en los besos que no se devuelven.
El joven de mirada ausente que lió quince cigarrillos mientras esperaba – a quién? Me preguntaba yo – a la pelirroja de ojos tristes que se disculpó por su tardanza como el que pide perdón por nada y suena casi a reproche. La pelirroja de ojos tristes que sonrió distraída al joven de mirada ausente cuando él se sentó en una silla más cercana para rozarle, al menos, las rodillas de pana con su rodillas vaqueras. Y un beso de rodillas rechazado por la pana, no devuelto. Y un cigarro encendido, seguido por un humo que cuenta una desilusión.
La estudiante francesa que escondía sus complejos bajo amplios jerséis y sus delgadas cejas tras unas gafas de pasta negra. Sus uñas, mordisqueadas, delatoras, ansiosas de convertirse en garras que arañasen una rodilla vaquera. Siempre pedía tabaco en bajo y amor a gritos, pero sin palabras, con gestos mudos ignorados por miradas ausentes.
La tarde que encontré las palabras fue por un simple error de cálculo. Incluso podría echarle la culpa a la red de transporte público. Una estúpida avería en la línea 8 me hizo pasar demasiado tiempo en un andén de metro gris y silencioso, así que las últimas cien páginas de Tantas veces Pedro que me había reservado para mi hora larga -dos horas - en el café, se quedaron en 37 diminutos trozos de papel impreso que devoré en menos de media hora. Pero no podía irme, no tan pronto. Acortar así el mejor momento del día era como decidir no levantarme de la cama. Por otro lado era casi un desafío. Me había quedado sin escondite, me habían destruido la trinchera, ahora tenía que huir o afrontar el cuerpo a cuerpo.
Esa tarde éramos sólo siete, cinco buscapalabras y una pareja que se besaba con todo el cuerpo, desde los pulgares de los pies a las puntas de las pestañas, olvidando los labios en el camino. Con la boca se hablaban y, si no hubiese sido un gesto absurdo (exagerado e inútil, debería añadir) creo que se habrían puesto las manos detrás de las orejas para demostrarse el uno al otro que escuchaban cada letra de cada sílaba de cada palabra de cada frase de cada conversación que uno u otro pudiese encontrar interesante. Estaban sentados en el otro extremo del local así que yo no podía oír sus conversaciones. Después de un rato intentando averiguar lo que decían pensé, no les oigo porque de esa mesa no salen las palabras, se quedan en sus oídos, en sus mentes, en sus futuros recuerdos. Cuando se besaron en los labios casi escuché el suspiro de la gatita francesa de garras mordisqueadas (o era yo mismo?). La expresión sellar los labios con un beso cobró un sentido nuevo para mí, de ese beso no salía nada, se guardaban todo el sentimiento entre sus lenguas, sus paladares y sus dientes. No me parecía normal – ni justo – tanto amor, a esa hora de la tarde y en mi café.
Dónde van los besos que no se devuelven? Los de las parejas aburridas que llenan el café a partir de las 7 y no se miran casi al hablar, no se escuchan casi al oír y no se besan con los pies ni con las rodillas ni con ganas? Hay besos que salen de corazones ilusionados y caen en mejillas desinteresadas y frías. Se escapan sus palabras, se escapa su amor, bocas que vomitan ilusiones y sueños que se van por el váter al tirar de la cadena.
Y ahí estaba esa pareja, recogiendo de las paredes el amor que otros tuvieron que abandonar por no encontrar dónde dejarlo. Podría describirlos con exactitud. Ella era beso y él palabra. Ella era gesto y él sonido. Ella era tú antes de ser mejilla y él era yo un día antes de quedarme mudo, ciego y sordo. Eran un recuerdo mío que algún día se convertiría en su propio dolor. Pero qué hermosos estaban convirtiendo en palabra la dulce pesadez de mi café de los besos olvidados.
TREA
"Café Cinema"
Dele
Cuello a rosca
A menudo intenté desenroscarme la cabeza agarrándomela con las manos y girando, pero la cosa no cedía. Un día pensando que tal vez la rosca de mi cuello se habría oxidado, opté probar por la fuerza, así que cogí una toalla del baño, me la lié al cuello y comencé a tirar de ambos extremos, pero nada, tan sólo conseguí que unos lagrimones como puños saltasen de mis ojos que acompañaban a una cara roja como un chorizo.
Tras este angustioso y fallido experimento llegué a la conclusión de que la anatomía humana y más en concreto la de mi familia no era lo mío.
Dele
martes, 21 de octubre de 2008
El interruptor
Ganar siempre es una opción difusa al despertar.
Y el día pasa y al llegar la noche me ataca esta absurda inquietud...
Y cada minuto se hace más duro el camino hacia el interuptor de la luz...
...y apagar
...y reconocer
... que hoy no arriesgué nada
TREA